Yaireska Collado: Inspirando a la nueva generación de científicas boricuas
Yaireska Collado: Inspirando a la nueva generación de científicas boricuas
Sin duda alguna, la perseverancia es clave cuando se trata de las historias de éxito de puertorriqueños en la diáspora. En el caso de Yaireska Collado, doctora en Física y trabajando en la NASA, no es excepción. Desde sus comienzos en el Colegio de Mayagüez y durante toda su trayectoria profesional, su desempeño resalta por siempre dar la milla extra. Dialogamos con Yaireska sobre los retos y estereotipos que ha enfrentado en su carrera como científica y sobre la importancia de mantenerse firme en lo que realmente queremos.
Merodea: Estudiaste Física en el Colegio de Mayagüez, ¿cómo fue el proceso de definir en qué rama te querías especializar? Y, ¿qué tuviste que hacer para llegar hasta la NASA?
Yaireska Collado: Comencé a estudiar Física en el Colegio de Mayagüez hace muchos años y no sabía exactamente qué rama quería estudiar en ese momento. Entonces, comencé a hacer internados de verano y uno de ellos fue en Maryland, en una organización que se enfocaba más en Ingeniería, pero también habían muchos en Ciencias Aplicadas. Después de eso, solicité para hacer un internado en la NASA. Cuando empecé en la universidad, no sé si le pasa a mucha gente, pero en un momento llegué hasta a dudar un poco de tener tener la capacidad para poder trabajar en la NASA. Aún así solicité el primer año, pero me dijeron que no me habían aceptado.
Al siguiente año, solicité y me entrevistaron en el Colegio de Mayagüez, donde estaban haciendo el reclutamiento y me dijeron que el internado comenzaba el próximo verano. Luego de haber participado en el internado, volví a Puerto Rico para terminar el bachillerato y empezar la maestría. Después de eso, NASA me ofrece entrar a trabajar como estudiante y empleada federal a la vez. En esos momento, estaba viviendo entre Puerto Rico y Estados Unidos por varios meses. Era bien sacrificado, pero me encantaba mi trabajo. Además, pude terminar mi maestría en Puerto Rico. Ya graduada en el 2007, tenía que decidir si seguía hacia el doctorado para continuar mi trabajo en la NASA, porque para yo poder obtener la permanencia era requisito tener un doctorado en Física. Ahí es cuando decido irme a los Estados Unidos permanentemente.
M: Siempre hay momentos en la carrera donde uno duda si estará haciendo lo correcto, ¿cómo lograste a encontrar tu camino? Y, ¿qué retos has enfrentado?
YC: Muchas personas no querían que yo llegara lejos. Ese es uno de los retos más grande que yo he enfrentado. Fue un momento crucial para mi carrera y tuve que luchar contra eso, pero no me quité. Quise demostrar que yo podía llegar lejos y que yo podía lograr lo que yo quería. No fue fácil, perdí noches, lloré y me frustré. Tuve que trabajar el doble, pero lo logré. Muchas personas me han ayudado a encontrar mi camino. Siempre tuve el apoyo de mi familia y mis hermanos. Tuve muchos profesores en Mayagüez que me ayudaron, pero específicamente José Roberto López, profesor de Física General para ese tiempo. Él fue quien un día me habló y me dijo: “Tú tienes la capacidad de ser una gran científica”. En ese momento, yo hasta dudé si yo quería seguir estudiando Física y él me dijo que no me fuera del departamento porque él confiaba que yo en algún momento lograría mis metas. Sinceramente, siempre se lo agradeceré, porque necesitaba ese empujón. Él fue la persona que me dio el apoyo que yo necesitaba en ese momento para seguir hacia adelante con los estudios y el trabajo.
En Estados Unidos, también me he encontrado con personas bien importantes que me han ayudado en el transcurso de mi carrera. La primera fue mi mentora, la Dra. Mona Kessel. Ella era una mujer científica que para mi ha sido un ejemplo a seguir. Kessel me ayudó mucho y fue la que me introdujo al campo que estoy ahora mismo.
Hay un gap de mujeres y hay que hacerle entender al mundo que las ciencias y matemáticas son para las mujeres también. Tenemos la capacidad de estudiarlo y eso es algo que se aprende desde pequeña. Tú no tienes que dejar de ser TÚ para hacer lo que tú quieres.
M: Eres natural de Ponce y criada en la Isla, ¿cómo cambio tu vida desde el 2007 cuando empezaste a trabajar en la NASA?
YC: El cambio ocurrió cuando tuve que dejar la Isla para empezar mi doctorado. Ya sabía que de ahí en adelante ya no iba a volver. Ese cambio fue fuerte porque tuve que decirle adiós a mi familia. Fue una de las desiciones más difíciles que he hecho en mi vida, pero sabia que lo tenia que hacer para poder tener mi doctorado; para tener la oportunidad de lograr una posición dentro de la NASA. Una vez lo conseguí, supe que no podría volver, o por lo menos no por ahora. Yo siempre he dicho que en algún momento quisiera volver a Puerto Rico, no sé cuando, pero nunca me olvido de mi Islíta. Yo soy apegada a mi familia, no pasa un año que no vaya a Puerto Rico.
M: Ser una mujer profesional y madre a la vez puede ser un reto, ¿cómo has logrado encontrar ese balance entre el trabajo y tu vida personal?
YC: No es fácil. No puedo mentir, de verdad que no puedo decir que es fácil, porque no lo es. En el sentido de que hay muchas cosas por el medio. Por ejemplo, hay otras personas que tienen la libertad de viajar o trabajar un poco más tarde. Yo tengo un horario específico, porque tengo que buscar a mi hija, o cuando voy a viajar a veces solo puedo uno o dos días, porque ese es el tiempo que tengo. He tenido que pagarle el pasaje a mi hermana para que cuidara a mi hija o llevármela, lo he tenido que hacer. Es un sacrificio, pero se puede encontrar la manera de hacer el balance. Usualmente trabajo todo el día, busco a mi hija, la baño, le doy de comer para luego de acostarla, continuar con el trabajo y perder el sueño para entonces al otro día volver a la misma rutina.
M: Has viajado a Francia, Costa Rica y próximamente a Argentina, ¿cómo ves el rol de la mujer puertorriqueña en la diáspora?
YC: Somos bien fuertes. Tenemos esas ganas de luchar, que es una de las características más importantes de la mujer puertorriqueña. He asistido a diferentes conferencias internacionales y siempre veo como nosotras las puertorriqueñas nos dejamos ver a donde quiera que vamos y buscamos la manera de desarrollarnos bien en donde quiera que estemos.
Aquí hay puertorriqueños trabajando, pero la mayoría son en Ingeniería o Administración de Empresas. Científicos somos bien pocos y mujeres científicas puertorriqueñas somos únicamente dos, aunque no estamos en la misma división. Hay un gap de mujeres y hay que hacerle entender al mundo que las ciencias y matemáticas son para las mujeres también. Tenemos la capacidad de estudiarlo y eso es algo que se aprende desde pequeña. Mucha gente sin querer trazan un tipo de estereotipo alrededor de las niñas de que las matemáticas o ciencias no son una opción para ellas. Yo tengo una hija y ella tiene todo tipo de juguetes, desde carritos, muñecas, cuentos del espacio y de animales. Yo estoy tratando de llenarla con toda la diversidad posible en cosas que ella pueda estudiar, porque es ella la que tiene que escoger. Pero yo, como madre, me tengo que encargar a darle los recursos para escoger bien.
M: ¿Entiendes que la percepción de la mujer en el mundo de las ciencias y matemáticas ha cambiado con el tiempo?
YC: Antes de comenzar, que fue en el 2003, yo era una de las pocas mujeres que había en el edificio de mi trabajo, éramos muy pocas. Al igual que yo era la única que hablaba español. Ahora no, ahora hay muchas mujeres mas jóvenes, que es algo extraordinario poder ir por los pasillos y poder hablar con ellas en español. Ha habido un cambio, pero no te lo puedo negar que todavía somos una gran minoría en el campo. Ha pasado que yo he entrado a una reunión donde hay 25 hombres y yo soy la única mujer. Las ciencias es un campo dominado por hombres. Uno tiene que tener la piel gruesa, hay que ser fuerte y dejar ver que tú perteneces ahí.
En relación a los estereotipos de los científicos, muchas personas no me creen cuando digo que soy científica. Ellos tienen en la mente ese estereotipo de cómo se debe de ver un científico. Los científicos somos muchos y venimos de todos los colores, de todas las nacionalidades, venimos de todo el mundo. Hay que romper con eso, porque tú no tienes que dejar de ser TÚ para hacer lo que tú quieres.
M: Llevas más de 14 años en la NASA y 4 como meteoróloga espacial. Recientemente fue el eclipse solar, cuéntanos cómo fue esa experiencia y qué significado tuvo este evento tan importante para tu carrera.
YC: Ha sido una experiencia inolvidable, no hay de otra. Esa actividad fue una oportunidad que se me dio y nunca pensé que se iba a llegar a dar. A mi me escogieron, me llamaron 3 meses antes del evento y me dijeron que tenía que ir a Carolina del Sur. Cuando llego a la reunión, me entero que iba a ser un evento grande. La cantidad de gente que conocí y con la que trabajamos fue algo que nunca voy a olvidar, eran tremendas profesionales. Fue un día emocional por todo el apoyo que recibí, es más hasta lloré de alegría. Esto fue algo para la historia.
Nosotros éramos la base central de todo el transcurso del eclipse. Lo que significaba que nosotros nos íbamos a conectar a los otros sitios donde estaban las otras personas de NASA tratando de seguir el eclipse por todo el continente americano. Luego, cuando estamos velando la trayectoria del eclipse, también estamos tratando de darle información al público de por qué se estudian los eclipses. Nosotros trabajamos con la meteorología espacial y hacemos eclipses artificiales todos los días para nosotros poder ver la corona solar que es la atmósfera del sol. El eclipse solar total, hecho por la luna, es algo mucho mejor porque la luna tapa el sol de una manera casi perfecta. Vemos partes de la corona que usualmente no vemos y en esa parte de la corona, es donde se desarrollan las tormentas solares que causan la meteorología espacial. Por eso el eclipse es tan importante para mi área de estudio.
M: ¿Qué consejo le darías a la nueva generación de mujeres que quieran dedicarse a las Ciencias?
YC: El mejor consejo es que sí se puede. Uno tiene que tener en la mente lo que uno quiere hacer y no dejar que nadie te disminuya. Hay muchos obstáculos o personas que te van a juzgar por cómo te ves o de dónde eres. Siempre te vas a encontrar con algo. Lo que uno tiene que hacer es aprender a decir NO. Esto a mi no me va afectar, esto lo que va hacer es ayudarme a seguir adelante. Toma tiempo, porque yo no te puedo decir que desde el principio yo era así. Al principio era más tímida, pero con el tiempo uno aprende a tener esa piel gruesa como uno dice para realmente ser fuerte. Entender que hay cosas que no podemos controlar y preocuparnos solamente por las cosas que podemos controlar.
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