Mis primeras navidades después de compartir que soy trans
Mis primeras navidades después de compartir que soy trans
Ah, la Navidad. Una época llena de felicidad, amor y, sobre todo, reuniones familiares. Sabemos que estas reuniones algunas veces son una mega carga, especialmente cuando se trata de una familia gigante y todo lo que hacen es sentarse en el sofá looking like a million bucks. A pesar de eso, normalmente es un rato bonito y feliz que atesoras de las celebraciones, pero no todxs tienen la misma experiencia. Algunas personas han perdido familiares, otrxs no están cerca de sus seres queridos y otrxs están compartiendo con su familia quien realmente son por primera vez en su vida. Estas son las historia de dos personas y su experiencia en una reunión familiar luego de contarle a su familia que se identifican como persona trans.
Manuela está muerta, ¿me escuchaste?
Le dije primero a mi madre en 2016 que de ahora en adelante me llamaba Manu o Manny, nombres que muchxs amigos ya me llamaban desde pequeño, ya que desde muy joven tenía ciertas cosas claras. Hace poco fue que concretamente empecé a transicionar médicamente. La reacción no fue la mejor del mundo, pero sorprendentemente mi padre fue el que más me apoyó una vez se lo dije. Parecían estar bien con la noticia de que yo era transgénero. El primer año (2016) no pasó nada porque lo pasé con la familia de mi pareja, pero el año pasado fue la primera vez que pisé mi casa luego de decirlo.
El primer día me recibieron con críticas habituales sobre cuán largo está mi cabello. Mi papá dijo que necesitaba un color más lindo y mi mamá básicamente dijo que estaba muy corto y no iba con mi “cara redonda”. Aunque podía evitar o lidiar con ese tipo de comentarios, hubo una cosa que me rechinaba. Mi madre no paraba de deadname me. Constantemente, siempre “sin querer”, pese a que hasta mis sobrinas pequeñas y todos los demás lo tomaron muy bien, y lo había mencionado varias veces. Y claro, llevaban años llamándome de una manera, es normal que se equivoquen esa primera vez, pero no la misma persona cada 15 minutos como estaba pasando.
El día de Navidad sí que estaba muy nervioso. A mi madre le gusta invitar a sus amigxs y conocidxs, además de nuestra familia, así que no estaba muy emocionado. Una vez que llegaron todos, me serví mi vino y un plato de comida, y me retiré a una parte tranquila de la casa para comer en paz (es lo que suelo hacer, así que no fue un comportamiento raro ni nada). Afortunadamente, durante el día nadie hizo ningún comentario sobre mi apariencia o la ropa que llevaba, así que eso me tranquilizó mucho.
Una vez que ya tenía la confianza intacta, me senté a hablar con mis primxs un rato. En un momento, llegó una prima mía con sus hijos. Estaban contentos de verme y se notaban muy bien con todo, “Quédense jugando ahí con Manuela que no la ven hace tiempo”, dijo mi madre. Naturalmente, ya no podía más y lo único que salió de mi boca fue “Manuela está muerta, ¿me escuchaste?”. Mi madre es experta en desarmar las situaciones (por suerte), así que rápido me pidió que la siguiera a la cocina y automáticamente me pidió perdón. Fue un sentimiento agridulce porque me dolía imaginar lo que estaba pasando por su cabeza, pero solo el simple gesto de agarrar mis manos y a solas decirme “perdón, Manny” me calmó por el resto del día. Terminé disfrutando (un poco) el resto de la fiesta. No fue tan sentimental como parece, no se hagan la película tan rápido.
Después de Navidad, ya ambos habían superado el hecho de que ya no era su hija, sino ahora su hijo. Lo mejor de todo es que cuando me estaba yendo, mi papá se quedó repitiendo que tomara más tiempo libre para visitar y que fuera más a menudo. Lo que aprendí de esa experiencia: Ámate, acéptate y apréciate. La gente correcta lo va a notar y lo va a atesorar.
Una Victoria familiar
Hace 5 años comencé mi transición pública y hace 8 meses mi transición médica. En mi casa la expresión de género era bien rígida y atada al binario, lo cual no me dejaba espacio para encontrarme. Empecé a transicionar fue a espalda de mis padres y, después de un año, le dije a mami que quería empezar a tomar hormonas. A ella no se le ha hecho fácil el proceso, pero el amor que tiene por mí como madre sobrepasa cualquier cosa. Cuando por fin logré empezar mi transición médica fue cuando se lo dije a papi y lo tomó bastante bien. Ese mismo día publique en facebook que era trans, para que el resto de la familia se enterara. Tuve mucho apoyo, por lo menos de los que me importaba. No fue hasta hace unos meses que fui a mi primera actividad familiar como Victoria.
Antes de la actividad, mi mayor preocupación era la reacción de mi abuela. Ella es adventista y bastante religiosa, pero nunca ha juzgado a la gente por su sexualidad o identidad de género, aunque claro se tira comentarios típicos de abuelas. Otra preocupación era cómo iba a ser la dinámica de conversación con mis familiares, no quería ser bombardeada con tantas preguntas ya que iba a estar bien nerviosa. Ni consideré no ir a la fiesta porque ya quería sacarlo del lado, era simplemente un obstáculo más que tenía que sobrepasar.
Durante la fiesta, todo fue de lo más normal, la mayoría fueron reacciones positivas. Cuando llegué, saludé a todos normal. Mi abuela me saludó un poco confundida con lo que estaba pasando, ya que ella no sabía. Luego de eso, mamá se sentó con ella a hablar de todo y estaba lo mas bien. La mayoría hizo preguntas normales como “¿Cuándo terminas la universidad?” o “¿Qué vas a hacer después?”. Las únicas personas que se quedaban mirando eran mis sobrinas que son menores de 10, lo cual me daba gracia más que otra cosa. Lo otro era que todavía me estaban llamando por mi deadname y no usaban los pronombres correctos, pero era la primera vez después de estar 27 años usando mi deadname. Fuera de eso, toda la actividad se pasó muy bien.
Como consejo diría que la familia es un proceso bien diferente para todxs, pero si entiendes que tendrás el espacio y apoyo necesario sigue adelante sin mirar atrás. El que esté contigo va a estar contigo en las buenas y en las malas, y el que no, no se merece conocerte y tenerte como familia. Trata de encontrar a alguien en tu familia que sientas que podría apoyarte, ayudarte a transicionar y a estar ahí para cuando vayas a ser tu verdaderx tú. Y si no encuentras a alguien, crea tu propia familia.
Consejos para que te sientas segurx en las fiestas familiares
Practica self love:
Recarga tus social batteries. Estarás en un lugar mucho mejor para lidiar con las complicaciones familiares si te tomas el tiempo de cuidarte primero.
Prepárate para lo que sea:
Son tu familia, así que espero que tengas al menos una idea de en dónde te estás metiendo. Ten algunas respuestas ingeniosas listas para combatir los comentarios pasivo-agresivos de esa tía media juzgona que todos tienen.
Forma alianzas, en serio:
Esto es particularmente útil si tienes más familiares LGBTQ+ en la familia, pero en realidad, tener a tu alrededor a alguien que sabes que absolutamente estará de tu lado puede hacer una gran diferencia.
Establece límites concretos:
Salir del clóset no significa que toda tu vida tenga que ser examinada y comentada durante estos eventos. Tienes derecho a su privacidad como cualquier otra persona. No estás obligadx a dar un resumen detallado de tu situación.
Trata de mantenerte chill:
Cuando todo lo demás falle, rellena su copa de vino. Beber para lidiar con tu familia en los días festivos es una tradición consagrada que nunca falla. Eso sí, moderación.
Tira la bomba de humo cuando no puedas más:
Para empezar, solamente aparecerte es una gran victoria. Solo tienes que quedarte todo el tiempo que quieras. Si las cosas empiezan a ponerse feas, comienza a despedirte y bye bye.
Pídele a tu otra mitad que te acompañe:
Si estás cómodx y listx, considera traer a tu pareja para recibir apoyo moral. Si estás solterx o no estás listx para la gran reunión, pídele a un amigx que te acompañe en esta aventura.
No olvides celebrarte ti mismx
Salir del clóset ya es increíblemente cansón, imagínate por fin ser tú mismx con tu familia. Celebra estas pequeñas victorias y que has llegado tan lejos.
Cada familia tiene una dinámica única y solo tú sabes qué es lo mejor ti cuando se trata de estar con ellos. A veces, ser LGBTQ+ se trata de crear nuestras propias familias al forjar lazos con aquellos que nos apoyan y nos afirman, incluso si no son de sangre. En última instancia, no importa si está pasando las fiestas con sus seres queridos o separadxs, nunca olvides que nunca está solx.
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