Margarita Álvarez: preservando la autenticidad de la moda local
Margarita Álvarez: preservando la autenticidad de la moda local
Cuando nos reunimos con Margarita Álvarez en su nueva tienda próxima a abrir en la Calle Cerra en Santurce, comprendimos por qué la boricua ha llamado la atención de todo el mundo dondequiera que pisa. Tan pronto nos vio, Margarita nos saludó con un abrazo, y nos sentamos a charlar como si nos hubiéramos conocidos toda la vida.
Margarita tiene mucho que decir, y vale la pena escucharla. Su tienda será una extensión de todos esos ideales, valores y opiniones que la han hecho una creadora respetable y un ser humano que todo el mundo, genuinamente, quisiera conocer. Después de todo, ¿por qué hacer otra tienda más u otro pop-up más? El mercado está saturado, y la clara: mucha gente haciendo más de lo mismo. La meta que Margarita tiene para su tienda es que sea un espacio diferente, que entrar a él sea más que consumir, sino también crear y aprender. Casa Margarita se regirá bajo un calendario trimestral donde el flujo de actividades y productos cambiará constantemente para garantizar artículos nuevos, frescos y únicos, de diferentes artistas, diseñadores y productores locales y de Estados Unidos.
“Yo abrí esta tienda porque la gente me lo pedía”, confesó Margarita, quien estudió artes plásticas en la universidad, pero se encontró gravitando hacia el diseño de moda. A través de sus círculos sociales en el extranjero, se dio cuenta que había mucha gente de Estados Unidos que quería comprar productos puertorriqueños a raíz de lo que la economía local ha sufrido luego del huracán María.
Margarita se considera la persona ideal para comenzar un proyecto como este, donde no todo es sobre ella y su marca, sino un proyecto curatorial. “Para mí es casi innato escoger una pieza,” mencionó, aludiendo a su experiencia vendiendo arte en Puerto Rico y Chicago. Margarita sabe lo que a la gente le gusta y cómo venderlo.
En cuanto a la saturación y competencia, Margarita asegura que debe haber espacio para todo. “La cultura aquí de las mujeres es más competitiva que colaborativa,” afirmó. A su edad cada día es más difícil hacer amistades, más aún cuando eres una joven profesional. Ya el jangueo tradicional no nos ofrece las mismas oportunidades de socialización como antes. Hoy día las mujeres queremos hacer más que consumir, somos creadores, profesionales, queremos participar de actividades que nos llenen. En Casa Margarita podrás encontrar eso.
Subiendo el estándar de la moda puertorriqueña
Una de las ideas que tiene Margarita para su tienda es hacer una serie de talleres, por ejemplo, su amiga Trish Baden, confeccionista californiana de velas, creará un scent específico para Casa Margarita, y estará invitada a vender sus productos a la misma vez que ofrece una clase de cómo hacer velas. Pero no lo niega, es un negocio también. Todo el mundo quiere hacerse sus chavitos, pero “hay una manera de hacer negocios donde todo el mundo gana”, afirmó Margarita en inglés.
Margarita busca colaborar con diferentes profesionales de la industria de la moda local como Retazo y The Apparel Lab. “Hay que subir el estándar de aquí,” dijo. Por eso quiere trabajar con distintas manufactureras para así crear una competencia saludable. Margarita cree que el cambio que necesita la industria de la moda va a implicar un proceso de educación. “Aquí tú ves un traje que cuesta dos mil pesos pero tiene un top stitching visible mal hecho,” admitió Margarita.
Por otro lado, insiste en que las escuelas de moda locales están haciendo un trabajo mediocre, y no lo dice por criticar, pero “le están robando los chavos a los niños”, dijo. Margarita explica cómo nos hemos quedado en el simple diseño e ilustración y no hemos avanzado tecnológicamente y empresarialmente. Por experiencia propia, Margarita recalca la importancia de tener una mente empresarial, algo que a ella no le enseñaron en la universidad pero que decidió aprender independientemente. Hizo de todo: su tiempo vendiendo luxury goods en L.A. le enseñó la importancia de valorar su trabajo y decir “mira, esto es lo que cuesta y si no lo puedes pagar, lo siento pero otro vendrá a comprarlo, pero este es mi trabajo.”
Educarse nunca va a cesar. Desilusionada con lo poco que la preparó su universidad en cuanto al lado comercial de la moda, decidió tomar un paso atrás para aprender y hacer las cosas bien. Estuvo en un bootcamp de verano donde tomó varios cursos de administración de empresas y terminó con un MBA. Tenía que entender cómo funcionaba el mercado de Puerto Rico para ver qué oportunidades habían. Se topó con la realidad de que no hay muchas.
Su tiempo vendiendo luxury goods en L.A. le enseñó la importancia de valorar su trabajo y decir “mira, esto es lo que cuesta y si no lo puedes pagar, lo siento pero otro vendrá a comprarlo, pero este es mi trabajo.”
¿Qué le gustaría hacer al respecto?
“Tener un maker’s space fue de muchísima ayuda,” explicó aludiendo a un espacio en Los Ángeles donde ella y otros diseñadores tenían acceso a materiales, maniquíes, mesas, etc. para trabajar sus diseños a un precio razonable. Y su lado divertido le dice que debe hacer un Fashion Police local para crear una verdadera crítica de la moda. “Aquí se hace un show y todas las revistas dicen lo mismo y todo positivo,” comentó. Es importante ser solidario con nuestros creadores y artistas, pero también tener un respeto por el arte, e incluso hacia ellos, para decirle cuando algo se debió haber hecho mejor o cuando algo ya se ha hecho anteriores veces. Todo por lograr un estándar de calidad en la moda puertorriqueña.
Todo esto parece ir por una visión de la moda que atienda las necesidades e intereses del público, no ideas conservadoras que responden al lo que se hace en Estados Unidos y Europa. Margarita aboga por mirar a Latinoamérica, donde se están llevando a cabo proyectos interesantísimos. Y puertorriqueños mismos tienen posiciones protagónicas allá. Margarita nos contó cómo en una fiesta conoció a Randy del duo icónico del reggaetón Jowell & Randy, y se enteró de la línea de ropa que el duo tenía. Ambos estuvieron toda la noche intercambiando ideas creativas y de negocios. De eso se trata. De aprender de los demás y mirar hacia lugares que quizás no pensaríamos podrían ser influyentes a la industria local.
Y si el pueblo pide reggaeton, Margarita se lo va a dar
Es precisamente a esos lugares donde Margarita quiere mirar, entre ellos, el género urbano. Últimamente es que se está reconociendo a viva voz la influencia del hip hop y la cultura afroamericana en la moda estadounidense y, por extensión, la global. Pero desde la popularidad que cobraron los zoot suits de afroamericanos y latinos en los 40s hasta nombres establecidos como Dapper Dan llevan influyendo la moda contemporánea. Lo mismo se puede ver reflejado en Puerto Rico actualmente con la aceptación en masa de cantantes como Bad Bunny, Rafa Pabón, dos artistas que Margarita admira por su estilo único.
Su interés por trabajar con raperos del género viene de un deseo de perseguir esa chispa y gravitar hacia los puntos donde hay un resurgir creativo. Margarita colabora con la estación de radio Reggaetón 94, le hizo el vestuario a Rafa Pabón en el video de Ta To Gucci y se “curaría vistiendo a Cardi B porque le dejaría hacer lo que fuera.”
“Me encanta la gente que entiende que vengo con una visión y no la cohiben”, manifestó Margarita. Si la mayoría de la gente se siente identificada con los artistas de trap y reggaetón, ¿por qué tan siquiera no ver qué es lo que está pasando ahí. La industria de la moda requiere innovación, romper con los moldes. Eso no está sucediendo en las pasarelas, ahí es donde se refleja, pero el verdadero cambio está en las calles y en la gente.
“Mi ropa no es para gente que quiere blend in. It’s for the bold,” dijo Margarita. “Yo quiero que la mujer se sienta lo más perra y fabulosa—whatever that looks like. Yo también quisiera poder hacer que la shy girl se sienta que puede vestirse bold.”
Margarita tiene un historial de ser inclusiva con las chicas que modelan su ropa y las mujeres que viste. Por ejemplo, en Project Runway, ella dejó claro que quería una modelo para cada size, desde 0, 2, 4, hasta 12, 16 y 22 y de distintos colores de piel. “Y no solo mujeres que sean ganchos, sino que tengan la personalidad de vestir la ropa.”
Reality check en Puerto Rico
Regresar a Puerto Rico, luego de vivir años en Nueva York y Los Ángeles, le abrió los ojos a mucho del atraso que se vivía aquí, en todos los sentidos: en la moda, en lo social, y lo político y económico. A pesar de que abrir una tienda en Puerto Rico es un sueño hecho realidad, abrir un negocio en la isla es demasiado cuesta arriba. Margarita no le tiene miedo a decir lo que todos sabemos. “Yo sabía que éramos second class citizens, pero no lo había visto hasta ahora,” confesó. “Veo la necesidad de reunirme con senadores, porque aquí abrir un negocio está ca***.Por suerte yo tengo pala, pero no todos la tienen.”
“Va más allá de las fábricas y demás, la Ley Jones es the root of the problem,” dijo. La Ley Jones, una ley establecida en el 1917 que además de concederle la ciudadanía estadounidense a los puertorriqueños, estableció una serie de normas de cabotaje que obligan a cualquier embarcación que llegue a Puerto Rico debe estar registrada y construida en Estados Unidos, lo que implica que cualquier producto que venga de otro país tenga que pasar por un puerto estadounidense. “Ya esto te sube el costo de tu producto a un 20%,” dijo Margarita.
“Yo intento preservar la autenticidad de este país, o lo que puede ser este país,” declaró Margarita. “No es solo los cruceros y hoteles, ¿qué nos van a comprar localmente?” Puerto Rico tiene un potencial económico inmenso. Podríamos estar produciendo desde un sinnúmero de industrias pero nos vemos limitados por una visión de túnel donde la única solución es Estados Unidos.
Y no es tener un odio irracional a esta nación. “Tampoco es que la culpa la tiene el gobierno o Estados Unidos,” concedió Margarita. Se trata de sentarnos a hablar como iguales y escucharnos y encontrar un happy medium, soluciones que nos beneficien a todos y sean realistas con nuestra situación actual, expresó.
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