TRUE STORY: Sobrepasé un desorden alimenticio
TRUE STORY: Sobrepasé un desorden alimenticio
En ocasiones creemos que solo personas en el ojo público desarrollan desórdenes alimenticios. Además pensamos que en una isla tan pequeña como Puerto Rico, esta condición no es usual. Dentro de los trastornos alimenticios hay varias categorías, entre ellas la anorexia nervosa, la bulimia nervosa y el ‘binge eating’. A pesar de que estas tres son las más comunes, hay más categorías.
En los últimos años se ha visto un incremento en el número de personas que padecen de este trastorno. Muchos entienden que los desórdenes alimenticios excluyen a lo varones y a los adultos pero la realidad es que esto es falso. Según la ANAD (National Association of Anorexia Nervosa and Associated Disorders), 30 millones de personas de todas las edades sufren de trastornos alimenticios. En la última década se ha podido explorar un poco el porqué de está condición. Aunque nunca habrá una sola razón por la cual alguien sufra de este padecimiento, sí existen diferentes aspectos como la ansiedad, la genética y el comportamiento obsesivo compulsivo que aumentan la probabilidad de este desorden.
Las redes sociales y los desórdenes alimenticios
Vivimos en una era donde las redes sociales se han convertido en el medio de entretenimiento de muchos, ya sea viendo fotos o videos en diferentes plataformas sociales. Allí encontramos ideas de recetas, rutinas de ejercicios, imágenes sobre la moda, consejos de salud, etc. Todo esto es catalogado como información positiva que podemos obtener a través de la web, pero lo que no sabemos es que para una persona que sufre de un desorden alimenticio el internet puede ser un arma de doble filo.
Se ha dado la tendencia de subir fotos de lo que es el “cuerpo ideal” con el propósito de motivar a las personas a llegar a una perfección física. Algunos entienden que ese cuerpo perfecto no existe, pero otros simplemente sienten que la única manera de ser valorados es llegando a una delgadez extrema.
Como persona que sufrió de un trastorno alimenticio, el internet a veces era de gran ayuda para mi rehabilitación y en ocasiones era todo lo contrario. Las redes sociales tienen usuarios que sufren de problemas con la alimentación y no lo saben. Por esto, las publicaciones en dichas cuentas suelen incitar a las personas a perder peso dejando de comer, haciendo ejercicio compulsivamente o tomando pastillas.
Películas recientes que hablan de la condición
Los trastornos alimenticios han sido el tema de conversación últimamente, ya que en el 2017 han estrenado dos películas que hablan sobre la condición. Una de ellas se llama ‘To The Bone’, protagonizada por Lily Collins, quien sufrió de anorexia. El filme ha recibido muchísimas críticas por ser un largometraje que expone imágenes fuertes. Tengo que decir que ha sido una de las películas que mejor explica lo que vive una persona con un desorden alimenticio, puesto que no solo toca el tema de la comida, si no los problemas familiares y el amor en la juventud.
Otra película que habla efectivamente sobre el trastorno es “Feed”, la cual es protagonizada por Troian Bellasario, quien también padeció de anorexia. Este filme toca más a fondo el tema de la voz/pensamiento negativo que vive dentro de la cabeza del paciente. Aunque algunas personas entiendan que la película puede ser extrema, no lo es. Esta condición se trata de ganarle la batalla a esa voz interior, logrando un control absoluto de los pensamientos que incitan a la desnutrición.
A lo mejor se están preguntando, ¿es posible ganarle la batalla a esa voz?
Sí, es posible. No es fácil pero si se puede lograr. Lo importante es levantarse todos los días con ganas de estar mejor y saludable. Algunos días son mejores que otros, pero esto no significa que no se pueda lograr. La clave es enfocarse en los días positivos y nunca rendirse. Es fundamental saber que las condiciones mentales, como los trastornos alimenticios, no definen a una persona. La vida de un ser humano va más allá de una enfermedad mental o de un número en una báscula.
Escrito: Cristina Corujo
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